La flexibilidad laboral es parte fundamental de la nueva normalidad que se implementó de manera generalizada a nivel global a partir de la pandemia sanitaria vivida en el 2020 y 2021. Para millones de personas se creó la oportunidad de trabajar desde casa, en un principio para salvaguardar su vida y posteriormente como un beneficio que las empresas implementaron para apoyar el equilibrio entre lo personal y laboral. Posteriormente, en la mayoría de los casos se vio que el modelo a distancia generó grandes beneficios, no solo para las personas sino para las empresas.
De acuerdo con un estudio realizado por Adecco en 16 países, dentro de los cuales se encuentra México, las empresas cuentan en promedio con el 30% de su plantilla trabajando desde casa tres días a la semana, adicionalmente se muestra que el 45% del personal trabaja después del horario laboral, al menos 3 días a la semana y el 60% revisa su correo electrónico en horarios no laborales. Al mismo tiempo, el 59% de las empresas consideran que la pandemia incrementó el nivel de estrés de su personal.
Ante esta realidad, la pregunta que deberíamos hacernos en las empresas, es si estamos ofreciendo el apoyo adecuado a nuestros equipos para mejorar su bienestar personal.
Es un hecho que el bienestar personal se ha convertido en un factor principal al momento de seleccionar la empresa en la que se desea trabajar o al buscar incrementar el compromiso de los colaboradores activos, ya que actualmente la satisfacción de las personas tiene más que ver con el equilibrio que tienen entre su vida laboral y la personal, las oportunidades de crecimiento y movilidad, tanto local como internacional; que con beneficios que sean solamente económicos.
En ese sentido, las empresas se han esforzado en implementar estrategias que tengan un impacto en la vida psicosocial de sus trabajadores, muestra de ello es que hemos visto un incremento considerable en actividades de Wellbeing o programas de bienestar laboral, en donde las principales acciones van encaminadas a temas nutrimentales, de salud física, financiera y emocional.
Sin embargo, tal vez se ha dejado de lado uno de los temas primordiales para todo bienestar, y me refiero a la desconexión laboral. Elemento que por sí solo genera un sinfín de posibilidades para que sean las personas quienes decidan de qué manera desean mantener su bienestar personal.
Si organizacionalmente definiéramos claramente los momentos para llevar a cabo esa desconexión laborar, las personas tendrían la oportunidad de llevar a cabo actividades recreativas seleccionadas por ellas mismas, lo que incrementa de manera importante el resultado positivo que tendrán en la vida psicosocial de cada una de ellas.
Desde mi punto de vista, esto tiene que ver con un cambio cultural que debemos implementar en las empresas mexicanas, ya que como lo menciona un reporte de la OCDE en 2021. En México se trabajan, más horas que el promedio de los países integrantes de ese organismo, y al mismo tiempo, la productividad durante esas horas de trabajo no es igual de alta; lo que hace parecer que hay un bono cultural que da mayor valor al número de horas trabajadas de las personas, que al valor que generan durante ese tiempo.
En países europeos, incluso es mal visto que las personas trabajen después de su horario laboral, porque eso genera una percepción de falta de eficiencia en el trabajo realizado; mientras que en México sucede lo contrario, en muchas ocasiones es mal visto que una persona se desconecte una vez habiendo cumplido las horas laborales.
Debemos aprovechar la oportunidad que la pandemia y esta nueva normalidad nos han dado para mejorar y cambiar aquellos aspectos que permitan que la salud laboral vaya mejorando constantemente y que las personas tengan la posibilidad de desconectarse de sus actividades profesionales para tener un mayor y mejor balance personal y laboral; y al mismo tiempo incrementar la productividad laboral del mercado mexicano.