A nivel global, México era uno de los países que tenía menos días de vacaciones y en Latinoamérica ostentaba el último sitio en ese punto. Sin embargo, esto ha cambiado gracias a la reciente aprobación de la reforma llamada “Vacaciones dignas”, la cual se publicó este mes en el diario oficial de la nación y menciona el derecho a que todas las personas trabajadoras accedan a 12 días de vacaciones desde su primer año laboral.
Sin lugar a duda, es una gran noticia, no solo desde el punto de vista social, sino productivo del país y las empresas que estamos presentes en México. Era un tema que estaba pendiente desde hace mucho y que contaba con una fuerte demanda por parte del gremio laboral mexicano; más aun considerando que naciones latinoamericanas como Brasil y Nicaragua otorgan a los trabajadores 30 días de asueto al primer año de trabajo.
Aún nos encontramos por debajo de lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), recomienda como piso mínimo de descanso, el cual corresponde a 18 días por cada año de trabajo; pero lo importante es que se ha dado un gran paso en esta dignificación del trabajo en México y me parece que es algo que debemos celebrar desde el punto de vista de justicia laboral; sobre todo considerando que a partir de la pandemia, 36% de los trabajadores a nivel global han sufrido agotamiento o también conocido como “burnout” por exceso de trabajo.
De acuerdo con datos del estudio Global Workforce of the Future, realizado por Grupo Adecco en 25 países, incluido México, 24% de los trabajadores latinoamericanos consideran que su bienestar ha empeorado a causa de su trabajo, en los últimos 12 meses. Esto nos debería de preocupar a las empresas, ya que una plantilla agotada es perjudicial para la empresa en términos de productividad, además de que fomenta entornos tóxicos que conducen a un mercado laboral ineficiente y costoso.
Ante esto, podemos decir que se están llevando a cabo acciones puntuales para combatir el agotamiento laboral, en beneficio de las y los trabajadores mexicanos, de los cuales el 42% corresponden a la generación Millennials, 40% corresponde a la generación Z, en tanto que la generación X y Baby Boomers se identificaron con 32 y 20% respectivamente.
Sin embargo, también es importante señalar que estas acciones en pro de las personas trabajadoras, provocarán ciertas complicaciones en las funciones internas de los empleadores; debido a que, en la mayoría de las empresas, los presupuestos se trabajan y autorizan a inicios del cuarto trimestre del año (entre octubre y noviembre), lo que implica que los costos que acciones como las vacaciones dignas o el incremento al salario mínimo hayan quedado fuera de esa planeación.
Esto quiere decir que las empresas tienen que ajustar el presupuesto inicial que se tenía en temas laborales y/o de Recursos Humanos, para poder empatar con el incremento del costo laboral que implican estas acciones; lo cual no es un tema menor.
Para poder hacer frente a estas obligaciones laborales y fiscales, se tiene que dejar fuera algunas otras acciones que se tuvieran pensadas como beneficios al personal; entre lo que puede incluir capacitaciones, apoyo a programas de beneficios secundarios a las y los trabajadores o cualquier otra acción que las áreas de recursos humanos tuvieran contempladas para implementar durante el 2023.
Está claro que las empresas tendrán un inicio de año complejo para poder cumplir cabalmente con estas nuevas disposiciones, las cuales como he comentado antes, debemos aplaudir porque crearán un impulso positivo en el mercado mexicano en general; ya que contar con empleados saludables y felices implica que la productividad en las empresas se incremente y esto puede tener como resultado una mejora en la cultura laboral mexicana.
Con esta idea me refiero a que estas iniciativas pueden ser el inicio para que el mercado laboral mexicano, no solamente mejore en cuestiones de beneficios a las y los trabajadores, sino que también en cuanto al nivel de competitividad laboral y que con ello logremos subir de posiciones en cuestiones de eficiencia laboral; en donde nuestros colaborades sean más eficaces en comparación con la cantidad de horas trabajadas.
Me parece que estamos ante una oportunidad inmejorable para aprovechar todos estos impulsos positivos que se están dando para mejorar como personas, empresas y como país; logrando generar un nuevo contrato social que permita el crecimiento del mercado laboral mexicano.
Dentro de este nuevo contrato social, debemos considerar a los tres pilares fundamentales para el crecimiento y desarrollo de toda economía o país; los cuales son el gobierno, el sector privado y las instituciones educativas; quienes trabajando en conjunto deben crear un ambiente laboral del futuro para mejorar las condiciones laborales de las personas.
Por una parte, las instituciones educativas deben asegurarse de que su oferta de conocimientos esté enfocada en las necesidades reales de la industria, para que de esta forma se pueda acotar la brecha que existe entre lo aprendido y las competencias y conocimientos que se requieren en el ambiente laboral actual. El gobierno debe de trabajar en mejorar las condiciones necesarias para que las empresas puedan generar mayores oportunidades laborales y también puede apoyar a que las personas se capaciten, de forma gratuita y constante, en aquellas competencias que demanda el nuevo mercado laboral. Finalmente, el sector privado debe impulsar la generación de nuevas oportunidades laborales, a partir de la nueva dinámica económica que se está dando a nivel global, con el claro objetivo de que los empleos sean de mejor calidad y con un futuro de crecimiento importante para la persona que lleve a cabo dicho trabajo.
Estas acciones, de cada uno de los tres participantes relevantes en una economía, generarán de forma natural que los empleos generados sean dignos, formales y con un mejor salario que los que actualmente se generan.